Querido Posh:
Llegaste a nosotros a finales de noviembre a través de SOSHurones y de la mano de Jose, quedamos todos en la fuente de Canaletas y tal como saliste del transportin ya estabas dando besitos a todos.
Decidimos darte una segunda oportunidad y te llevamos a casa, ya sabíamos todos tus “problemillas” pero continuamos para adelante con tu adopción. El puente de la purísima decidimos quedarnos en casa para empezar a acostumbrarnos a ti y que tu hermano Ronnie se adaptase a ti. Durante los casi nueve meses que estuviste en casa sabes que no lo conseguimos, siempre salías perdiendo y decidimos no intentarlo más, creo que en el fondo sabías que Ronnie jamás te quiso.
Pasaste muy rápido a llamarte Poshito por lo cariñoso que eras, aunque tus abuelos humanos siempre te llamaban Fofito, supongo que por tus andares torpones.
Te gustaba mucho salir a pasear, cuando te poníamos tu “polarcete” ya salías corriendo hacia la puerta de la calle, y si no salíamos rápido te impacientabas y rascabas la puerta para intentar abrirla. Bajabas andando hasta el Heron, aunque luego la subida te costaba más y hacías algunos tramos en brazos.
Te encantaba ir en brazos como un “bebote” (nuestro bebote), siempre panza arriba y a ser posible cogiéndonos un dedo entre tus patitas, como no te podías mover con facilidad aprovechábamos siempre esos momentos para rascarte el cuello y el lomo, nos hacía muchas gracia ver como te retorcías de placer.
Y que decir de tus excursiones a la cocina, siempre atento a ver si se nos caía algo al suelo, o poniendo esa carita que sólo tú sabías poner con esos ojitos tan abiertos suplicando comida (eras un tragaldabas), siempre ponías tu cabeza encima de nuestros pies a la espera de tu ansiado premio, te encantaba el jamón dulce (bueno, exactamente ¿qué era lo que no te gustaba, Poshito?)
Hace unas tres semanas dejaste de mover tus patitas traseras y a volverte a hacer pipí encima, te mojabas toda la barriguita y las patitas; junto con Neus, tu vete, empezamos a darte la medicación, y ya estabas un pelín mejor de las patitas, pero nos seguía preocupando el que tu pipí saliera gota a gota.
Íbamos a ir al vete la semana siguiente pero no tuvimos opción. El viernes 18 de julio me levanté como siempre y a las 7.00 de la mañana ya estabas rascando la puerta para que te abriera, salías jugando con una bolsa de plástico la cual te guardé porque tenías que hacer reposo (ojalá te la hubiera dejado). A las 9.00 tu padre te volvió a mirar y estabas perfecto, nada hacía suponer tu trágico fin. A las 16.30 tuvimos que tomar la decisión de darte una muerte en condiciones ya que después de casi dos horas de que te tuvieran dándote respiración asistida, no conseguiste respirar por tí solo. La urea te había llegado a la sangre y estabas en coma profundo, nos despedimos de tí, pero por mi embarazo no me dejaron quedar hasta el final.
No te dio tiempo ni a estrenar tu nueva jaulita. Ni a conocer a tu nueva hermana que nacerá en agosto (siempre dormías encima de ella cuando nos estirábamos en el sofá, te gustaba mi barriguita).
Has dejado un hueco enorme en nuestro corazón y en el de todos los que te han conocido y cuidado antes que nosotros. Sólo deseo que los casi 9 meses que has estado con nosotros hayas sido uno de los hurones más felices del mundo.
Espero que sepas que te queríamos con locura, nunca te olvidaremos Poshito. Cuídate mucho allí donde estés.
Miguel Ángel, Marta y Gaizkane
Llegaste a nosotros a finales de noviembre a través de SOSHurones y de la mano de Jose, quedamos todos en la fuente de Canaletas y tal como saliste del transportin ya estabas dando besitos a todos.
Decidimos darte una segunda oportunidad y te llevamos a casa, ya sabíamos todos tus “problemillas” pero continuamos para adelante con tu adopción. El puente de la purísima decidimos quedarnos en casa para empezar a acostumbrarnos a ti y que tu hermano Ronnie se adaptase a ti. Durante los casi nueve meses que estuviste en casa sabes que no lo conseguimos, siempre salías perdiendo y decidimos no intentarlo más, creo que en el fondo sabías que Ronnie jamás te quiso.
Pasaste muy rápido a llamarte Poshito por lo cariñoso que eras, aunque tus abuelos humanos siempre te llamaban Fofito, supongo que por tus andares torpones.
Te gustaba mucho salir a pasear, cuando te poníamos tu “polarcete” ya salías corriendo hacia la puerta de la calle, y si no salíamos rápido te impacientabas y rascabas la puerta para intentar abrirla. Bajabas andando hasta el Heron, aunque luego la subida te costaba más y hacías algunos tramos en brazos.
Te encantaba ir en brazos como un “bebote” (nuestro bebote), siempre panza arriba y a ser posible cogiéndonos un dedo entre tus patitas, como no te podías mover con facilidad aprovechábamos siempre esos momentos para rascarte el cuello y el lomo, nos hacía muchas gracia ver como te retorcías de placer.
Y que decir de tus excursiones a la cocina, siempre atento a ver si se nos caía algo al suelo, o poniendo esa carita que sólo tú sabías poner con esos ojitos tan abiertos suplicando comida (eras un tragaldabas), siempre ponías tu cabeza encima de nuestros pies a la espera de tu ansiado premio, te encantaba el jamón dulce (bueno, exactamente ¿qué era lo que no te gustaba, Poshito?)
Hace unas tres semanas dejaste de mover tus patitas traseras y a volverte a hacer pipí encima, te mojabas toda la barriguita y las patitas; junto con Neus, tu vete, empezamos a darte la medicación, y ya estabas un pelín mejor de las patitas, pero nos seguía preocupando el que tu pipí saliera gota a gota.
Íbamos a ir al vete la semana siguiente pero no tuvimos opción. El viernes 18 de julio me levanté como siempre y a las 7.00 de la mañana ya estabas rascando la puerta para que te abriera, salías jugando con una bolsa de plástico la cual te guardé porque tenías que hacer reposo (ojalá te la hubiera dejado). A las 9.00 tu padre te volvió a mirar y estabas perfecto, nada hacía suponer tu trágico fin. A las 16.30 tuvimos que tomar la decisión de darte una muerte en condiciones ya que después de casi dos horas de que te tuvieran dándote respiración asistida, no conseguiste respirar por tí solo. La urea te había llegado a la sangre y estabas en coma profundo, nos despedimos de tí, pero por mi embarazo no me dejaron quedar hasta el final.
No te dio tiempo ni a estrenar tu nueva jaulita. Ni a conocer a tu nueva hermana que nacerá en agosto (siempre dormías encima de ella cuando nos estirábamos en el sofá, te gustaba mi barriguita).
Has dejado un hueco enorme en nuestro corazón y en el de todos los que te han conocido y cuidado antes que nosotros. Sólo deseo que los casi 9 meses que has estado con nosotros hayas sido uno de los hurones más felices del mundo.
Espero que sepas que te queríamos con locura, nunca te olvidaremos Poshito. Cuídate mucho allí donde estés.
Miguel Ángel, Marta y Gaizkane
