No sabes cuanto te hecho de menos, mi pequeña Xupi (Xula) mi alma se partió en mil pedazos cuando dejaste de respirar, pero te he querido con un amor inmenso, te has llevado miles de besos, abrazos y caricias. Para quienes no te conocieron realmente eras solo una vida, para mí fuiste, eres y serás un amor.
Te acurrucabas en mis brazos y me chupabas sin parar, lo hacías hasta dormirte, jamás he tenido ni tendré una hurona como tú, ese amor que me dabas…me buscabas hasta dormirte en mi regazo o en mi pecho.
Cuando Rosi me dijo que tenía dos huronas que necesitaban mucho amor y cuidados, le dije que cuidaría de las dos. Y bien sabe Dios que lo he hecho y sobretodo ellas, se han llevado tanto amor…
Xupi (Xula) al principio mordía, era como una salvajilla, pero yo con mi enorme paciencia, me fui acercando a ella poco a poco. Por la operación del rabo (cordoma) por ver a tanta gente extraña que a veces para curarla debían hacerle daño, lo debió de pasar muy mal y no confiaba en nadie y había una tristeza en ella… la hacía jugar con globitos de agua y les bufaba y los mordía hasta dejarlos sin agua, después yo se los quitaba para que no se los comiera por accidente y cada día jugaba con ella así, después le daba fuet que le encantaba (imagino que sus antiguos dueños al ser de Vic se lo debían dar, pues se volvía loca con él), tubo una pena inmensa, imagino que porque se acordaba de ellos. Si ellos pueden leer esto que sepan que conmigo fue muy feliz y no tubo nada de dolor y que murió tranquilamente entre mis brazos, se fue sin sufrir como un ángel. Y yo cada día le hablaba con todo el cariño del mundo y ella me miraba y yo pensaba, no te preocupes que esa tristeza se irá, ahora estás a salvo, calentita y cuando confíes en mi y me dejes seremos amigas. Y así pasaron los días, salía siempre sola conmigo, porque a mis hurones les tenía terror, solo de verlos lloraba. Así que con un par de meses y unos cuantos mordiscos empecé a gustarle, el último mordisco que me dio, yo estaba de rodillas en el suelo y le acerqué la mano sin tocarla, para ver si ella me tocaba y lo que hizo fue morderme, se llevó un trocito de mi piel, que después de un año aún tengo la señal, pero aquella vez fue la última que lo hizo, yo imité un llanto haber si entendía que eso me hizo daño y increíblemente lo entendió, porque como yo estaba de rodillas, ella se subió a mis piernas y se acurrucó, pensé que no podía ser que lo hubiera entendido, pero sí lo hizo, porque desde entonces me dejó cogerla y después dormir con ella, hasta el punto de comenzar a chuparme y no un momentito, no, durante minutos y minutos, no paraba, a veces retiraba la mano o el brazo o la pierna porque tantos besos debían dejarla sin saliva y pobrecita, era un ángel, especial, se comunicaba con su llanto y cuando quería algo, como estar conmigo o que la cogiera, me tocaba con su boquita el pie y daba un gritito para llamar mi atención.
He nombrado mucho a Dios y la verdad es que me cuesta creer en él, con tanto dolor y crueldad que hay en el mundo. Pero os aseguro que he vuelto a creer porque cada vez que la miraba sentía la belleza del mundo a través de ella. Porque hay ángeles como Rosi y el resto de la protectora que tocados por Dios hacen que estas almitas indefensas encuentren casa y personas que los amen hasta el último día de sus vidas. Mi querida Xupi todo está vacío sin ti, iré a verte al jardín de mi casa, entre las flores que he plantado a tu alrededor, te quiero y te querré siempre y cuando yo muera se que me estarás esperando. Así que esto no es un adiós, es un hasta pronto, mi pequeña Xupita, te recordaré todos los días de mi vida. Gracias por haberme dado tanto amor, en tu cajita sobre las mantitas que te tapan te hemos puesto la foto de Angels y mía para que nunca te sientas sola y recuerdes el amor tan inmenso que sentimos por ti.
Nuria