Aunque Popeye nos dejó ya hace un año, nos ha costado mucho tiempo reunir las fuerzas para escribir su despedida sin que las lágrimas nos lo impidieran.
Cuando llegaste a nosotros nos contaron la dura y desdichada vida que habías tenido y todos en la familia pensamos qeu ibas a ser un animal arisco, pero nos diste la sorpresa de ser un bicho muy cariñoso y juguetón, nos sorprendiste mucho y poco a poco te fuimos queriendo más y más. Por las cosas que hacías, cómo te metías en tu botita a dormir dejando la colita fuera, cuando después de comer te limpiabas los bigotes en la alfombra de casa, cuando te acomodabas tus mantitas de la cama o te rascabas la pancita.
Nos llenaste un espacio muy grande en el corazón a pesar de lo pequeño que eras, sólo con tu presencia iluminabas la casa, hasta que enfermaste y poco a poco te fuiste apagando. A pesar de lo duro que sabíamos iba a ser decidimos quedarnos contigo para darte una vida feliz, como te merecías. Creo que lo logramos, no sé si pudimos haberte dado más, pero ojalá hayas vivido feliz y como nunca lo habías hecho.
Nunca olvidaremos todo lo que este pequeño nuestro pequeño "Bichín" (como te llamábamos) significó para nosotros y aunque estés en cada arcoiris que veamos, también estarás en nuestra cabez y sobre todo en nuestro corazón. Sólo nos queda una cosa grande que decirte: fuiste mi ejemplo de valentía ante la vida y quiero que sepas que no habrá otro tan bueno como tú , pero sobre todo quiero que sepas que te quería mucho, te quiero mucho y siempre te querré y nunca te olvidaré, sin importar cuánto tiempo pase.
Ahora pequeño Bichín, sigue "viviendo" feliz en el arco iris como siempre te lo mereciste.
Te queremos y ¡hasta siempre!
Mariana y Andres Martínez Villagrán